Advertisement
Español

Hombres lobos y el santo con cabeza de perro

Escrito por Danièle Cybulskie

Traducido por Pilar Espitia

Aunque las hordas de preadolescentes que leyeron Crepúsculo: La saga lo sepan o no, el “Equipo Jacob” tiene una larga historia. Historias de hombres lobos y su parentela canina han existido por siglos, y algunas pueden ser sorprendentes.

En el siglo doce, María de Francia escribió una colección de “lais” –canciones de origen bretón–, muchas de ellas con elementos sobrenaturales. Una de mis historias favoritas es “Bisclavret”, la historia de un noble que también es un hombre lobo. Como prefacio de la historia, María anota que hay muchas otras historias de hombres lobo, así que los relatos de estas criaturas eran, aparentemente, comunes. Infortunadamente para Bisclavret, su esposa lo engaña para que revele su secreto y lo usa en su contra, atándolo cuando estaba en su forma de lobo. Al final, ella recibe su merecido cuando el lobo que tiene como marido le quita un pedazo de la nariz (por suerte, o por desgracia). Pueden leer esta divertida historia, como también otros lais de María de Francia, aquí (se llama “El lay del hombre lobo” en esta página).

Advertisement

A los hombres con cabeza de perro –cinocéfalos– se les pensaba como residentes de regiones poco exploradas del mundo, pero también se pueden encontrar referencias a ellos en ambos, textos enciclopédicos y literatura de viaje (sí, la gente medieval escribía bastante literatura de viajes). Incluso el famoso Marco Polo los menciona, situándolos incluso en las islas Andamán. Todos estaban de acuerdo con que los cinocéfalos eran salvajes y caníbales –no el tipo de criatura que uno quisiera que un preadolescente admirara–. A lo mejor, la creencia amplia de la existencia de cinocéfalos no es tan descabellada cuando uno considera la prevalencia de imágenes en Egipto que representaban a Anubis, el dios de la muerte, que tenía cabeza de chacal. A lo mejor las experiencias de mercaderes en Egipto ayudó a difundir la idea. Lo que lo hace interesante es ver cómo el cinocéfalo llegó a la cristiandad. ¿Difícil de creer? Sigan leyendo.

Cuando se piensa en San Cristóbal, la imagen que llega a la mente es la de un hombre viejo con un niño en los hombros: San Cristóbal, el portador de Cristo. Pero antes de que San Cristóbal fuera ese ícono, era (¿adivinaste?) un cinocéfalo. En los primeros siglos después de Cristo, la leyenda de San Cristóbal hablaba de un hombre con cabeza de perro que se convirtió al cristianismo, el cual dejando atrás su naturaleza animal, obtuvo el habla y buscó convertir a otros. Este, por supuesto, es martirizado por sus creencias, después de haber hecho lo mejor para convertir a todos con los que se encontraba. A pesar de ser un cinocéfalo, San Cristóbal era un santo respetable y es invitado al cielo al final de su vida. Pueden leer traducciones al inglés de la historia de San Cristóbal (como cinocéfalo) aquí. Una es una traducción del latín y otra del irlandés antiguo.

Advertisement

Lo que se me hace fascinante, a pesar del consenso de que los cinocéfalos eran hombres lobos brutales y temidos en ambos textos (tanto en “Bisclavret” como en las leyendas de San Cristóbal) es que estos hombres lobos son héroes. En ambas historias, son sus perseguidores quienes claramente están equivocados. Este tipo de historia siempre me hace sonreír cuando escucho hablar del monstruo-anti-héroe como un concepto moderno.

Pueden durar horas buscando en Google sobre San Cristóbal y los cinocéfalos, y estoy segura que hay aún más páginas web que hablan sobre la encarnación de los hombres lobos como nativos americanos musculosos y guapos, gracias a Crepúsculo. Aunque podría dejarlos con esas imágenes, creo que mejor retomo la de San Cristóbal, la mascota original del “Equipo Jacob”.

Puedes seguir a Danièle Cybulskie en Twitter: @5MinMedievalist

Artículo publicado originalmente en inglés como Werewolves and the Dog-headed Saint in the Middle Ages

Advertisement